martes, 3 de julio de 2012

Al margen de la voluntad

En la lengua castellana, la palabra de origen árabe azar es usualmente utilizada como sinónimo de suerte, aún cuando este término es un mero galicismo. Muchos apuntan que al azar como una casualidad decisiva presente en diversos fenómenos que se caracterizan por causas complejas y no lineales de los actos humanos.
La propia enciclopedia en línea Wikipedia menciona que dependiendo del ámbito al que se aplique, se pueden distinguir cuatro tipos de azar:
Azar en matemáticas. En matemáticas, pueden existir series numéricas con la propiedad de no poder ser obtenidas mediante un algoritmo más corto que la serie misma. Es lo que se conoce como aleatoriedad. La rama de las matemáticas que estudia este tipo de objetos es la teoría de la probabilidad. Cuando esta teoría se aplica a fenómenos reales se prefiere hablar de estadística.
Azar en la física. Los sistemas de la física pueden incluir procesos deterministas y también indeterministas, es decir azarosos. En los sistemas indeterministas no se puede determinar de antemano cuál será el suceso siguiente, como sucede en la desintegración de un núcleo atómico. Esta dinámica, azarosa, es intrínseca a los procesos que estudia la mecánica cuántica, es decir aquellos subatómicos. Dentro de los procesos deterministas, también se da el azar en la dinámica de sistemas complejos impredecibles, también conocidos como sistemas caóticos.
Azar en biología. Las mutaciones genéticas son generadas por el azar. Las mutaciones se conservan en el acervo genético, aumentando así las oportunidades de supervivencia y reproducción que los ge
nes mutados confieren a los individuos que los poseen. Normalmente las características de un organismo se deben a la genética y al entorno, pero también las recombinaciones genéticas son obra del azar.
Azar como encuentro accidental. Esta situación se considera azar porque los procesos que coinciden son independientes, no hay relación causal entre ellos, aunque cada uno tenga una causa que actúe de modo necesario. Así, un macetero cae por una causa necesaria: la gravedad; pero es azaroso que en su trayectoria coincida con un peatón.
Asimismo, los humanistas a lo largo de la historia han venido colocando las diversas definiciones que se tienen del azar según su intención filosófica o moral. En ese mismo sentido, Wikipedia lo marca de la siguiente forma:
El azar ontológico es el que forma parte del ser. Aunque se encuentren leyes deterministas en determinados ámbitos, habrá procesos que son irreductiblemente espontáneos y aleatorios, independientemente del avance del conocimiento
El azar epistemológico es aquel que se encuentra en el conocimiento bien sea por ignorancia, por incapacidad para tratar sistemas complejos en un mundo determinista o bien porque exista un auténtico azar ontológico.
Por otro lado, refiere que el determinismo, en cambio, afirma que no existe el azar ontológico, y que los procesos considerados aleatorios serían en realidad eventos en los que se ha desatendido a las particularidades (o es excesivamente trabajoso o complejo estudiarlas).
Para los redactores de Wikipedia, el conocimiento científico parte del supuesto de la existencia de unas leyes de la naturaleza que determinan el acontecer del mundo, y que es posible conocerlas. “Poder determinar el grado de determinismo que dichas leyes implican y el ámbito de su aplicación es esencial para la valoración del conocimiento científico”.
Opinando que la creencia en un determinismo total como ciencia del conocimiento adecuado de la realidad y su carácter predictivo es problemático para la existencia de libre albedrío.
Subrayan que aunque se admita la existencia del azar, no se sigue necesariamente la realidad del libre albedrío; no se es libre por tomar una decisión aleatoria, sino por tomar una decisión autónoma y según la voluntad.
Aristóteles hacía mención que actuando la naturaleza en virtud de una fidelidad determinada, cada hecho realizado con un fin produce efectos que no siempre están al alcance de la comprensión. Ante eso, señaló que los efectos o la causa que los produjo fue cuestión del azar. Otro grande de los conceptos filosóficos, Epicuro, definió el azar como lo que se mueve por sí mismo, en forma espontánea.
El azar, en la sociedad contemporánea, viene siendo utilizado para señalar aquel suceso que al intervenir las probabilidades no calculadas proceden al margen de la voluntad.
Por ende, los denominados “juegos de azar” son aquellos en los que para nada cuenta la pericia, la destreza o la fuerza de los que las practican. Es decir, cualquier juego en el que ganar o perder esta implícito al riesgo. Lo anterior limita al jugador para que logre el objetivo de sus deseos, y la posibilidad de la voluntad humana queda minimizada. Así, la finalidad en los juegos de azar radica en el riesgo y en lo inesperado, sin necesidad de mostrar habilidad e inteligencia alguna.
Para lograr que el interés este latente en este tipo de actividad es necesario una apuesta, por lo regular dinero. Por ello, socialmente, es condenado. Sin embargo, en la mayoría de los países que señalan como amoral los juegos de azar, la lotería esta institucionalizada, siendo ésta una fuente de ingresos para el Estado.
A lo largo del tiempo, un sinnúmero de pensadores han tenido al azar como fuente de inspiración. He aquí algunas de las frases célebres que los forjadores de la historia han dedicado a lo probable, a la fortuna, a la buenaventura, ya haya sido para bien o para mal.

“Hay una puerta por la que pueden entrar la buena o la mala fortuna; pero tú tienes la llave.” (Anónimo proverbio japonés).
“En cuantas cosas emprendemos hay que conceder dos terceras partes a la razón y la otra tercera a la casualidad: aumentad la primera fracción y seréis pusilánime; aumentad la segunda y seréis temerarios.” (Napoleón Bonaparte).
“El que no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no se debe quejar si se pasa.” (Miguel de Cervantes).
“Cada cual se fabrica su destino; no tiene aquí fortuna alguna parte.” (Miguel de Cervantes).
“Las probabilidades rigen la vida del hombre prudente.” (Cicerón).
“No solamente es ciega la Fortuna, sino que de ordinario vuelve también ciegos a aquellos a quienes acaricia.” (Cicerón).
“La casualidad lucha siempre del lado del hombre prudente” (Eurípides).
“La fortuna vende lo que creemos otorga liberalmente” (Jean de la Fontaine).
“Es preciso en esta vida contar con la casualidad, en definitiva, no es otra cosa que Dios” (Anatole France).
“El azar es tal vez el seudónimo de Dios, cuando no quiere él poner su firma” (Anatole France).
“La adversa fortuna, nunca aplasta a aquel a quien la fortuna próspera no pudo engañar” (Benjamín Franklin).
“El día afortunado es como un día de cosecha; en cuanto el trigo está en sazón, hay que apresurarse a recogerlo”. (J.W. Goethe).
“Alabo a la fortuna mientras, más cuando se aleja sacudiendo sus ligeras alas renuncio a sus dones, me refugio en mi propia virtud y voy al encuentro de la desheredada pobreza” (Horacio).
“La fortuna no cambió jamás el linaje”. (Horacio).
“¿Cómo puede ser Mecenas que nadie está contento con aquel modo de vida que él mismo se ha escogido o que le dio la fortuna y que, por el contrario, envidia la suerte de los demás” (Horacio).
“Mezquina cosa es la buena suerte. Su falso parecido con el verdadero mérito engaña a los hombres” (Víctor Hugo).
“Ninguna cosa noble se hace sin el riesgo de un azar”. (Michel de Montaigne).
“Es locura esperar que la suerte nos ha de prestar armas contra ella; con nuestras propias armas hemos de combatirla”. Michel de Montaigne).
“La casualidad está siempre al acecho. Ten siempre echado el anzuelo. En el remanso menos sospechado puede estar tu pez”. (Ovidio).
“Cuando la fortuna nos descubre su bello rostro, es precisamente cuando la tormenta comienza a cernirse en nuestra cabeza”. (Píndaro).
“La diosa fortuna desbarata ella sola las previsiones de cien sabios” (Plauto).
“La fortuna ayuda a los esforzados”. (Propercio).
“Las personas afortunadas no suelen corregirse: siempre creen estar en posesión de la razón, cuando la fortuna viene en apoyo de sus malas acciones”. (F. de La Rochefoucauld).
“Hace falta mucho más virtud para bien llevar la buena fortuna que para soportar la adversa”. (F. de La Rochefoucauld).
“Para llegar a un hombre a ser grande ha de saber aprovechar de su buena suerte”. ( F. de La Rochefoucauld).
“Al favorito de la fortuna cualquier cambio lo torna ansioso”. (Federico Schiller).
“Jamás vi que acabara alegremente aquel a quien los dioses colmaron de bienes” (Federico Schiller).
“No existe el azar, aquello que parece una ciega acometida surge directamente de fuentes muy profundas”. (Federico Schiller).
“No, no. Cuando la fortuna se inclina más benévola hacia los hombres, los mira con ojos amenazadores” (W. Shakespeare).
“La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna”. (A. Shopenhauer).
“Cuanto eleva la fortuna, lo eleva para derrocarlo más tarde” (Séneca).
“La fortuna teme a los valientes y oprime a los pusilánimes. (Séneca).
“La fortuna sale a nuestro encuentro no menos veces que nosotros al de ella”. (Séneca).
“Si es preciso sucumbir, enfrentémonos antes con el azar”. (Tácito)

“¡Cuántas veces acontecen, por casualidad, cosas que difícilmente nadie se atrevería a esperar!” (Terencio).
“Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la cauasa ignorada de un efecto conocido”. (Voltaire).