sábado, 13 de noviembre de 2010

El cuarto Brönte

Julien Green es reconocido no tanto por sus novelas, sino por sus extensos diarios que abarcan el periodo 1926-1976, unas líneas que desmenuzan su molestia y su abatimiento por los excesos que la humanidad venía desarrollando en su tiempo, junto con reflexiones entorno a la pintura y la música, así como su matrimonio con la fe que lo condujo a aprender el hebreo para leer la Biblia en el original. De ello anotó: "Cada vez que abro la Biblia, encuentro en ella una alusión directa a mi vida a mis problemas y las formas reticulares que toma en mi la debilidad”. Como un ejemplo de esa prosa refinada que lo llevó a ser considerado piedra angular de las letras francesas de mediados de siglo XX, recojo un párrafo de sus diarios correspondiente al 16 de febrero de 1935. “Envidio a veces, con bajeza, a aquellos qu
e pueden convertirse, arrojarse a los pies de un sacerdote y liberarse de todo aquello que los agobia o los hace sufrir. Para mí, la cosa es imposible. Hasta me parece un poco innoble. Ser libres de lo que se ha hecho por haber confesado todo a un hombre en sotana... No. Tal vez no sea bueno rechazar lo que la carne nos entrega de alegría y tristeza, sobre todo porque no debemos renegar de la vida. Feliz aquel que sin violencia, y sin una lucha agotadora, alcanza a adormecer su deseo y subir más alto”.
Nacido de padres estadounidenses en Paris y educado en la Universidad de Virginia, Green escribió la mayor aparte de su trabajo en francés, y un poco lo redacto en inglés, algunas veces trabajando simultáneamente en ambos idiomas. Tradujo al lado de su hermana Anne algunas de sus propias obras del francés al inglés. Varias de esas traducciones están publicadas en Le langage et son double, en versión bilingüe con un formato de francés-inglés, uno al lado del otro, facilitando la comparación directa. A sus 95 años, el 23 de febrero de 1995, Julien Green concedió para el diario francés Liberation, la que fuera su última entrevista, y el 19 de abril de 1996 el diario español El Mundo la publicó, ya traducida, en su sección Metrópoli, con motivo de la aparición de su novela El otro (Plaza & Janés). Intitulada "Los alemanes me bautizaron como el Kafka cristiano", la entrevista fue condicionada a ser efectuada por escrito. Ella da inicio con los comentarios sobre los sentimientos de una posible pertenencia a alguna generación
por parte del autor de Leviatán, suceso desmentido por Green. “De hecho no tengo el sentimiento de formar parte de una época más que de otra. Antes de la guerra, sólo tenía 39 años. Es cierto que fui reconocido desde que publiqué mi primer libro, en 1924, pero ya entonces se me consideraba como alguien aparte. «El cuarto Brönte», decía Jean Cassou”. De igual manera, en esa histórica conversación, rememoró sobre su amistad con André Gide y de sus influencias literarias, las cuales se remontan muchos años atrás: “En primer lugar, Nathaniel Hawthorne, que me contagió las ganas de escribir, y, después, Tolstoi por algunas de sus ideas”. El intercambio de ideas finaliza con su desaire a la respetabilidad: “Me encanta la gente que no es respetable, como Wilde, Villon, Marlowe, Caravage o Nerval, por hablar sólo de los que la sociedad sentó en el banquillo de los acusados. Añadiría incluso a Francisco de Asís. Es su verdadera corona, la única verdadera. Y, por encima de todo, la persona que podíamos llamar la menos respetable a ojos de la sociedad, tanto, que ésta le puso una corona de espinas”.
Dicen los que de esto saben, que quien en 1971 se convirtiera en el primer miembro extranjero de la Academia Francesa es uno de los escritores que por azares del destino pasan casi desapercibidos, tanto de la crítica como de los lectores mexicanos. Quizá se deba a que las traducciones españolas de sus libros no son distribuidas adecuadamente o a que la única obra editada para los lectores nacionales, Historias de vértigo (Joaquín Mortiz), no fue ampliamente difundida. Bien a bien, nadie ha logrado comprender esta mala jugada de los consumidores de buena literatura, y más allá de esperar encontrar una explicación lógica, mejor leamos una novedad de este autor en librerías mexicanas, Suite inglesa, (Ariel) cinco biografías literarias (Samuel Johnson, William Blake, Charles Lamb, Charlotte Brönte y Nathaniel Hawthorne) en 173 páginas, ensayos con las cuales Green supo a los 27 años de vida que su camino de fe iría a la par con las letras.
Foto 1: Julien Green
Foto 2: Portada del libro Suite inglesa

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