lunes, 31 de agosto de 2009

Una belleza terrenal

De plácemes las lectoras de la edición norteamericana de la revista Glamour al encontrarse en la edición correspondiente a septiembre de este año a una mujer muy similar a ellas, con una belleza más terrenal que las que regularmente adornan las portadas de las revistas que frecuentan.
Y es que la publicación femenina trae a Lizzie Miller, una típica chica norteamericana de 1. 80 metros de estatura y 20 años de edad, quien ha causado gran revuelo entre nuestros vecinos del norte, no tanto por su belleza, sino por su figura que denota unos kilitos de más.
La aparición de esta veinteañera ha causado gran controversia en Estados Unidos, pues lejos de contar con una figura esbelta, que es la que normalmente aparece en ese tipo de publicaciones, la californiana esta muy cerca de los 80 kilos.
Cindi Leive, editora en Jefe de Glamour, admite que Miller esta muy lejos de los estandares de belleza de una Kate Moss o Gisele Bündchen, sin embargo, ella sugiere que se tiene que reconsiderar la selección que hacen de sus modelos, como en este reportaje, en el que se presenta a Miller como "una mujer normal".
Los editores indican que eligieron a la modelo, porque les interesa enseñar una mujer más cercana a la realidad cotidiana y no a una extremadamente delgada, que lo único que provoca entre las lectoras es frustración y deseos inútiles de contar con una figura similar a la chica "perfecta" de la portada. Por ello, Leive asegura que tienen que reconsiderar la selección que hacen de sus modelos.
La aparición de la rolliza modelo en la página 194 viene susciando entusiasmo entre la mayoría de las lectoras, con quien en muchos casos llegaron a identificarse al verla como si fuera una de ellas y no como una mujer que sólo pueda ser vista en el mundo del modelaje.
Entre algunos de los más de miles de comentarios que ingresan al blog de la publicación, sobresalen aquellos que agradecen encontrar a alguien que se parezca a la esposa, la hermana o alguna amiga.
El reportaje denominado "Siéntete cómoda en tu propia piel" sucitó de manera instantánea un enorme interés mediático para Miller, quien ya ha sido invitada a los programas de mayor raiting en los Estados Unidos, y se espera aparezca en más portadas. Por lo pronto, la chica de la célebre página 194 menciona: "Cuando Beyonce y Jennifer Lopez hicieron de las curvas algo sexy yo empecé a aceptarme más a mí misma. Es divertido, pero sólo con mirarlas a ellas y ver que se sentían sexies, yo me veía de la misma forma".
Para demostrar que ama a su cuerpo subraya que con los años se ha dado cuenta de que cada cuerpo es diferente. y ha aprendido a amar el suyo como es, con cada una de sus curvas.

viernes, 28 de agosto de 2009

Revolucionarios de la danza

Mientras el mundo recordaba el 11 de octubre de 2001 que hacia un mes las Torres Gemelas eran colapsadas en Nueva York, singular resultó para la Historia del Ballet en México, la representación por vez primera de La Bayadera, antiguo ballet de Marius Petipa, con vestuario de Alexandre Vassiliev, en el marco del XXIX Festival Internacional Cervantino.
En aquella histórica presentación, a cargo de la
Compañía Nacional de Danza, participaron los primeros bailarines de la agrupación: Sandra Bárcenas, Irma Morales, Laura Morelos, Raúl Fernández y Jaime Vargas, intentando emular las apoteósicas interpretaciones de Ana Pavlova (1902) y Rudolf Nureyev (1958).
Marius Petipa fue un
bailarín y coreógrafo francés nacido en una familia de artistas y bailarines. Sus primeros cabrioles fueron enseñados a regañadientes por su padre, hasta llevarlo a debutar, a los nueve años, en el Teatro de la Moneda, en Bruselas, Bélgica, y siete años más tarde a la categoría de primer bailarín en el Teatro de la Ópera de Nantes, en Francia.
Ya establecido en
París, al lado de su familia, estudió con Auguste Vestris, el denominado “dios de la danza”, suceso que le valió presentarse seguidamente en la Ópera de Burdeos, en el Teatro Real de Madrid y, finalmente, en San Petersburgo, donde se estableció definitivamente.
Favorito del público, gracias a la refinada técnica que le otorgó la
tutela de Vestris, y apreciado por el zar Nicolás I se desempeñó como profesor de la Escuela Imperial de Danza y maestro del Teatro Imperial.
Bajo la tutela de Petipa, apoyándose en la
escuela francesa, los bailarines rusos fueron haciéndose de un nombre y a la vez creando la denominada escuela rusa de ballet. Ya convertido en amo y señor de los arabescos, los épaulament, de los grand pas de deux y de los sautés del Teatro Imperial, el creador de 55 ballets en exclusiva, 21 en colaboración y 37 para diversas óperas dirigía las creaciones, decidía las reposiciones, los contratos y las promociones, poseía plenos poderes sobre la puesta en escena y sobre la música. Pero no sólo eso, también logró que el bailarín se convirtiera en elemento activo del ballet, compuso solos para los protagonistas masculinos, revalorizó la danza en pareja y estableció normas para los pas de deux
La Bayadera, una de sus tantas creaciones, fue estrenada en el
Teatro Mariinski de San Petersburgo el 23 de enero de 1877 con libreto escrito por el propio coreógrafo con la colaboración de Sergei Kuschelok, inspirados en dos dramas del poeta hindú Kalidasa, y con música a cargo de León Minkus.
Quienes quedaron complacidos con la puesta en escena de aquella
Bayadera del 2001 o que quisieran saber como es realmente la coreografía, les recomiendo vean el dvd Dancer’s dream: the great ballets of Rudolf Nureyev. La Bayadere, bajo la dirección de Francois Roussillon, editado el mismo año de la presentación mexicana. Les aseguro que pasarán 102 minutos extasiados con la refinada técnica del bailarín ruso fallecido el 6 de enero de 1993.

domingo, 16 de agosto de 2009

¿Dónde anda Carlitos?

Cómo saber si las penurias económicas o el solo hecho de querer timar a los incautos provocan las ventas de objetos inimaginables en los sitios electrónicos como e bay o mercado libre, por sólo mencionar un par de ellos. Lo que es de extrañar no es que existan quien venda todo tipo de artilugios, sino quien puja por ellos.
Entre las curiosidades que se han encontrado los internautas en su navegar virtual por este tipo de sitios, estuvo hace algunos años la venta de amigos invisibles con mascotas imaginarias incluidas.
En el sitio Meneame.net que alojó la propuesta, comentaron en esa ocasión que se trató de una noticia controvertida y pedían a los visitantes que leyesen los comentarios al respecto.
El vendedor explicaba que se veía "obligado a ceder la custodia" de su amigo invisible Carlitos "a una buena persona que necesite a alguien a su lado" por estar sufriendo "apuros económicos".
Además, aseguraba que "es bueno, no hace ruido, no estorba ni molesta. Te hará compañía siempre que lo necesites y puedes contarle todo lo que quieras. Jamás se lo dirá a nadie. Lleva acompañándome desde mi infancia y es mi mejor amigo, pero ha llegado el momento de decirnos adiós".
Como ya lo mencionamos, lo que más llamo la atención no fue la venta de "Carlitos" en si, sino quienes pujaban ofreciendo mas de cincuenta euros, habiendo varios más en fila esperando ofrecer más. El vendedor fijó un importe de 2,43 euros de gastos de envío, que era el costo para que al gandor de la subasta le llegarala la carta que certificaba que el amigo imaginario ya le pertenecería.
El documento certificaba al que la recibiese a "garantizar los correctos cuidados" que necesitasen tanto Carlitos como la mascota. Desgraciadamente desconocemos en dónde terminó "Carlitos".

sábado, 15 de agosto de 2009

El fantasma del Macarthismo

Al develar algunos documentos clasificados sobre la presunta participación comunista del celebre director de orquesta estadounidense Leonard Bernstein, The New Yorker abre de nueva cuenta viejas heridas aun sensibles entre la comunidad intelectual estadounidense, la cicatriz de la “caza de brujas”.
A mediados del pasado siglo, la extinta URSS consigue descifrar el misterio atómico y comienza la carrera armamentista con la potencia norteamericana. Todos los sectores del establishment tiemblan; por doquier ven teorías conspirativas. Estados Unidos vive un cisma sin precedente entre los hacedores de ideas de tendencia liberal. Para controlar la efervescencia ideológica, a los más participativos se les señala como comunistas, para luego ser inscritos en la famosa lista negra.
Obviamente no podía faltar el “salvador de la patria”, y el primer demagogo que se autoproclamo fue el senador por Wisconsin Joseph McCarthy, que de inmediato formo un comité de actividades antiamericanas, con el cual hizo desfilar a centenares de intelectuales y artistas, principalmente a los de Hollywood para ser cuestionados de sus andanzas.
La vigilancia a la que la Oficina Federal de Investigación (FBI) sometió a Bernstein inició en los años cuarenta, cuando la “caza de brujas” aún no daba inicio. Corría marzo de 1949 y David Niles, un asistente del por entonces presidente Harry S. Truman, solicitó confidencialmente información al principal brazo de investigación del Departamento de Justicia estadounidense sobre el hombre de la batuta, debido a que el mandatario estadounidense tenía previsto acudir con su homólogo israelí a una representación ofrecida por el creador de West Side Story.
El memorándum del Buro fue tajante: Bernstein estaba conectado, afiliado o de alguna manera relacionado con organizaciones de tendencia izquierdista. Posteriormente, algunos agentes, según The New Yorker, advirtieron a las autoridades el 16 de agosto de 1971 que el compositor planeaba, junto con otros correligionarios, hacer quedar mal al presidente y otros funcionarios del gobierno mediante una composición antibélica, su famosa Mass.
El gran oratorio escénico había sido pedida por Jacqueline Kennedy Onassis para la apertura del Centro Kennedy para las Artes Interpretativas, en Washington. Después de las advertencias de la FBI, el entonces presidente Richard Nixon decidió no asistir a la ceremonia de apertura, argumentando que no deseaba opacar la presencia de la viuda de John F. Kennedy.
La lista negra

sábado, 8 de agosto de 2009

La transición a la sociedad red

Con el arribo de la Internet y el cambio de milenio, el mundo moderno entró en un nuevo proceso de organización social vinculado a una revolución tecnológica, donde deriva la globalización de la economía y el desarrollo de redes de comunicación interactiva, hasta constituir gradualmente una sociedad red como nueva estructura social, la cual va condicionando a la humanidad y sus aspectos fundamentales de su existencia por lo que ocurra en las redes tecnológicas globales y locales.
Entendemos que la llamada sociedad red sólo ha podido desarrollarse a partir de un nuevo sistema tecnológico: el de las tecnologías de información y de comunicación de base microelectrónica y de comunicación digitalizada. De ahí que la Internet sea a la par el instrumento clave y el símbolo de este nuevo sistema tecnológico. A partir de ello se ha generado la formación de una nueva economía, un nuevo sistema de medios de comunicación, una nueva forma de gestión, lo mismo en las empresas como en los servicios públicos, y, desde luego, una nueva cultura a la par de nuevos problemas sociales y nuevas formas de reivindicación y movilizaciones ciudadanas.
Es obvio comprender que México no ha sido la excepción en estos movimientos telúricos de la modernidad tecnológica, y como revela la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de las Tecnologías de la Información en los Hogares, efectuado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), 219,000 nuevos usuarios se conectan en promedio cada mes a la Internet, siendo notorio que la cantidad de cibernautas en México se triplicó al pasar de 7 millones de personas a finales de 2001 a 20.8 millones hasta marzo de 2007.
Según el estudio, efectuado en los primeros meses de 2007, la mayoría de los usuarios de Internet en México son jóvenes, pues el 70.2% se agrupa en el rango de 12 a 34 años de edad, con una participación casi idéntica entre hombres y mujeres, notándose que casi el 64% se conecta una vez por semana y el resto lo hace con una frecuencia diaria.
El INEGI descubrió que el 43.1 % de los que se conectan es debido a situaciones relacionadas a la escuela y actividades estudiantiles y que únicamente el 8.2% de los usuarios hace compras o pagos en línea, comparado con un 5.7% que ya lo hacía en 2002.
Sin embargo, más allá de los números para nuestro país es interesante saber que como se demuestra en el estudio La transición a la sociedad red (Ariel) la riqueza y el poder en este cibertejido dependen, antes que nada, de la calidad de la educación, de la plena integración del conjunto de la población al sistema educativo y de una relación fluida entre las organizaciones e instituciones de la sociedad con el sistema universitario y de investigación científica.
Manuel Castells, como director de la investigación, nos dice que la sociedad red se desarrolla en cada país según su historia, la cultura, la identidad y el modo de vida de ese país, pero la Internet para todos será la misma, puesto que Internet es el medio de comunicación a través del cual se constituyen las redes de relación de nuevo tipo para las personas y las actividades. “No es que sea Internet la fuente de la sociedad red, pero sí es el instrumento mediante el cual la gente, las empresas, las organizaciones y las instituciones forman sus redes de interacción”.
Por ello, se subraya en este estudio que la sociedad red y sus procesos adoptan formas propias, con consecuencias profundamente distintas para las personas, según niveles de desarrollo, estructuras familiares y trayectorias culturales. “La difusión de la sociedad red en diversas latitudes presenta ritmos y modalidades específicos en función del contexto en el que se produce la transición estructural”. Asimismo, una de las grandes hipótesis que se suele formular sobre la sociedad red es que en ella se manifiestan con especial fuerza los proyectos de autonomía de las personas, en todos los ámbitos de la práctica social. “Al ser una sociedad en la que Internet permite a los individuos construir sus propias redes de información, de comunicación y de propuesta, la sociedad red se plantea como una sociedad en libertad, en la que los proyectos autónomos de la gente están en la fuente de la dinámica social”.
Por otro lado, aún cuando los primeros portales públicos en la Internet se remontan a mediados de los noventa, es notorio que los últimos años los gobiernos y las administraciones públicas, en la mayoría de los países, vienen utilizando a la sociedad red como vehículo de impacto organizacional de las burocracias públicas y sus proyectos desarrollados.
Para dar cuenta de dicho fenómeno está el libro Estado, burocracia y red (Ariel), de Eduard Aibar y Ferran Urgell, que muestra las entrañas de la Administración Electrónica, subrayando el impacto organizacional como transformador de las relaciones entre las administraciones y su entorno.
No importando que ambos volúmenes se basen en estudios sobre la Generalitat de Catalunya, como ya informé los dos abarcan el contexto internacional que desentraña la sociedad red y sirven a la perfección para entenderla.

martes, 4 de agosto de 2009

Nueva colección en Anagrama

Luego de cuatro décadas de fructífera labor editorial, Anagrama lanzó en junio pasado “otra vuelta de tuerca”, una colección armada muy a la manera del editor Jorge Herralde, de la cual opina que es una colección que no quiere imponerse limitaciones de ningún tipo, “aunque predominará la ficción, y coexistirán de forma ecléctica y quizá poco previsible, como en el catálogo del que proceden, la más alta y exigente literatura con textos offbeat y rompedores”.
Su idea con esta serie es proponer a nuevos lectores aquellos “tesoros escondidos” de sus colecciones que fueron bien celebrados en su momento, pero que ya llevan tiempo ausentes de las librerías hispanoamericanas. Otra vertiente que señala el editor es el reunir en un tomo varias obras de un autor relacionadas entre sí. “El ritmo de publicaciones inicialmente previsto será de unos seis títulos al año”.
Asegura que el nombrarle así a la colección es un doble homenaje, por un lado al maestro Henry James, autor de la excelente novela corta The Turn of the Screw, y por el otro, al gran y semisecreto escritor argentino José Bianco, que la tradujo con un admirable y, en el fondo, fidelísima modificación con el título Otra vuelta de tuerca.
Entre los cuatro títulos anunciados en esta primera entrega figuran dos novelas de excelente factura:
El rey de las Dos Sicilias, del polaco Andrzej Kusniewicz, una cumbre de la literatura de la Europa Oriental, y así lo dice P. Ajame, en Le Nouvel Observateur: “Una de esas obras maestras cuyo descubrimiento deja en estado de trance(...) En la exploración de ambigüedades sentimentales y sexuales, ligada a la evocación de una época en vías de desaparición, están Proust, Musil, Svevo, Nabokov, Kusniewicz; la otra es La fortaleza asediada de Qian Zhongshu, la obra cumbre del escritor chino más importante de la segunda mitad del siglo XX. Según el prestigioso sinólogo Simon Leys, Qian Zhongshu es un escritor prodigioso, de los que ya no hay en China ni en el resto del mundo. “Su obra es de una calidad excepcional”. En el mismo sentido, Fernando R. Lafuente escribió para ABC que el libro de Zhongshu es una fascinante novela escrita desde “un expresionismo corrosivo en el que dominan la ironía y un sabio escepticismo”. Una tercera entrega es Relatos autobiográficos de Thomas Bernhard, donde se reúnen El origen, El sótano, El aliento, El frío y Un niño, “la mejor introducción posible e indispensable para conocer a Thomas Bernhard”, ésto en opinión de su traductor y prologuista Miguel Sáenz. En el mismo tenor opina el prestigiado critico literario alemán Marcel Reich-Ranicki quien dice que esta autobiografía es la obra más rica y más madura de Thomas Bernhard. Como última entrega de este primer bloque están reunidas las cinco novelas de Patricia Highsmith dedicadas a su más inquietante personaje, Tom Ripley (A pleno sol, La máscara de Ripley, El amigo americano, Tras los pasos de Ripley y Ripley en peligro). De esta recopilación, John Williams escribió para The Financial Times que las cinco novelas de Ripley son “divertidas, admirables comedias negras”, y en el mismo tenor H. R. F. Keating redactó para The Times que los libros de Ripley son una maravilla, “una de las diversiones más inteligentes y estimulantes que se le pueden proponer a un lector”.
Foto: Jorge Herralde

sábado, 1 de agosto de 2009

El prólogo más famoso

La editorial Seix Barral envío en 1988 a México, en versión íntegra y con su redacción y puntuación original, la que para muchos es una verdadera obra maestra de la literatura, El Bosque de la noche, de una de las más prominentes miembros de la llamada " Rive Gauche", Djuna Barnes.
El hecho de que la obra en su primera edición bajo el sello Faber & Faber recibiera tal cúmulo de elogios ya indica grandeza. Por ejemplo Dylan Thomas mencionó que El Bosque de la noche es uno de los tres grandes libros en prosa que jamás haya escrito una mujer. Además, Lawrence Durrel se complació en ser contemporáneo de Barnes. En tanto, Graham Green se desvivió en elogios hacia la autora y su obra. “(Djuna Barnes es) una escritora dotada de una asombrosa capacidad de expresión... (La obra posee) una riqueza espontánea de imágenes y de alusiones, una oscura fecundidad de disertación, alarmante e irresistible como la mar embravecida.
Ante tantos buenos comentarios pareciera que la también autora de Una noche entre los caballos, publicada en castellano por Monte Ávila Editores, no tuvo dificultad alguna para su publicación, sin embargo un buen tiempo anduvo de editor en editor hasta que su amiga Emily Coleman le presentó a T.S. Eliot, quien en su faceta de editor decidió recomendarla para su publicación, no sin antes eliminarle algunos fragmentos, que fueron desde algunas palabras hasta pasajes de tres páginas.
Quizá lo más valioso, a la par de la novela misma, para la historiografía literaria sea el prólogo que el propio T.S. Eliot redactara para la edición.
Al inicio del prólogo, el autor de "Cuatro cuartetos" plantea que cuando se trata de prologar un libro de orden creativo le parece que los pocos libros que merecen ser presentados son precisamente aquellos que es impertinencia presentar. “Yo he cometido ya dos impertinencias de éstas; ahora va la tercera...”
Tal vez para justificar los cortes a la obra, Eliot acentúa que debido a que tardó algún tiempo en formarse una apreciación de su significado en conjunto, recomienda a los lectores “esbozar las frases más significativas de su apreciación del libro”.
Para atraer lectores a la edición inglesa recuerda que mencionó en alguna descripción de la novela que gustaría especialmente a los amantes de la poesía y para ello recalca: “La frase es aceptable como síntesis publicitaria, pero quiero aprovechar esta ocasión para matizar un poco. No es mi deseo sugerir que la excelencia del libro sea eminentemente verbal y, mucho menos, que su asombroso lenguaje disimule una falta de contenido”.
Asimismo, el también crítico literario pondera veladamente a la poesía sobre la prosa al marcar “si el término de la ‘novela’ no está ya muy desvirtuado y si se refiere a un libro en el que se presentan unos personajes vivos, con una interrelación significativa, este libro es una novela. Yo no quiero decir que el estilo de Miss Barnes sea ‘prosa poética’. Pero lo que sí quiero decir es que, en realidad, la mayoría de las novelas contemporáneas no están ‘escritas’. Adquieren su parte de realidad por la minuciosa reproducción de los sonidos que hacen los seres humanos en sus simples necesidades diarias de comunicación”. Por ello, resalta que al decir que El Bosque de la noche gustará especialmente a los lectores de poesía no significa que no sea novela, sino que “es una novela tan buena que sólo una sensibilidad aguzada por la poesía podrá apreciarla plenamente. La prosa de Miss Barnes tiene el ritmo propio de la prosa y un fraseo musical que no es el del verso. Este ritmo de prosa puede ser más o menos complejo o preciosista, según los fines del autor; pero simple o complejo es lo que imprime intensidad suprema al relato”.
De la aplaudida historia, que da inicio en la Viena de 1880, y está plena de violencia, deseo, pasión, amor, odio y celos, termina ilustrando el ganador del Nobel en 1948 que no es una colección de retratos individuales, puesto que “los personajes están entrelazados entre sí, como las personas de la vida real, por lo que podríamos llamar el azar o el azar o el destino más que por la elección deliberada de la compañía del otro: el foco de interés es el dibujo que forman, más que cualquier componente individual. Llegamos a conocerlos a través del efecto que surten unos en otros”.
Foto 1: Djuna Barnes
Foto 2: Portada del libro El bosque de la noche