
A mediados del pasado siglo, la extinta URSS consigue descifrar el misterio atómico y comienza la carrera armamentista con la potencia norteamericana. Todos los sectores del establishment tiemblan; por doquier ven teorías conspirativas. Estados Unidos vive un cisma sin precedente entre los hacedores de ideas de tendencia liberal. Para controlar la efervescencia ideológica, a los más participativos se les señala como comunistas, para luego ser inscritos en la famosa lista negra.
Obviamente no podía faltar el “salvador de la patria”, y el primer demagogo que se autoproclamo fue el senador por Wisconsin Joseph McCarthy, que de inmediato formo un comité de actividades antiamericanas, con el cual hizo desfilar a centenares de intelectuales y artistas, principalmente a los de Hollywood para ser cuestionados de sus andanzas.
La vigilancia a la que la Oficina Federal de Investigación (FBI) sometió a Bernstein inició en los años cuarenta, cuando la “caza de brujas” aún no daba inicio. Corría marzo de 1949 y David Niles, un asistente del por entonces presidente Harry S. Truman, solicitó confidencialmente información al principal brazo de investigación del Departamento de Justicia estadounidense sobre el hombre de la batuta, debido a que el mandatario estadounidens
e tenía previsto acudir con su homólogo israelí a una representación ofrecida por el creador de West Side Story.

El memorándum del Buro fue tajante: Bernstein estaba conectado, afiliado o de alguna manera relacionado con organizaciones de tendencia izquierdista. Posteriormente, algunos agentes, según The New Yorker, advirtieron a las autoridades el 16 de agosto de 1971 que el compositor planeaba, junto con otros correligionarios, hacer quedar mal al presidente y otros funcionarios del gobierno mediante una composición antibélica, su famosa Mass.
El gran oratorio escénico había sido pedida por Jacqueline Kennedy Onassis para la apertura del Centro Kennedy para las Artes Interpretativas, en Washington. Después de las advertencias de la FBI, el entonces presidente Richard Nixon decidió no asistir a la ceremonia de apertura, argumentando que no deseaba opacar la presencia de la viuda de John F. Kennedy.

La lista negra
Alvah Bessie
Herbert Biberman
Lester Cole
Edward Dmytryk
Ring Lardner, Jr
John Howard Lawson
Albert Maltz
Samuel Ornitz
Adrian Scott
Dalton Trumbo
Rosaura Revueltas
Allen Adler
Larry Adler
Orson Bean
Herschel Bernardi
Walter Bernstein
John Berry
Marc Blitzstein
Sebastian Miles
Allen Boretz
Phoebe Brand
Bertolt Brecht
J. Edward Bromberg
Sidney Buchman
Hugo Butler
Morris Carnovsky
Jerome Chodorov
Aaron Copland
Jeff Corey
John Cromwell
Jules Dassin
Roger De Koven
Paul Draper
Hanns Eisler
Cy Endfield
John Henry Faulk
Jerry Fielding
Carl Foreman
John Garfield
Betty Garett
Will Geer
Jack Gilford
Bernard Gordon
Lloyd Gough
Lee Grant
Herbert Biberman
Lester Cole
Edward Dmytryk
Ring Lardner, Jr
John Howard Lawson
Albert Maltz
Samuel Ornitz
Adrian Scott
Dalton Trumbo
Rosaura Revueltas
Allen Adler
Larry Adler
Orson Bean
Herschel Bernardi
Walter Bernstein
John Berry
Marc Blitzstein
Sebastian Miles
Allen Boretz
Phoebe Brand
Bertolt Brecht
J. Edward Bromberg
Sidney Buchman
Hugo Butler
Morris Carnovsky
Jerome Chodorov
Aaron Copland
Jeff Corey
John Cromwell
Jules Dassin
Roger De Koven
Paul Draper
Hanns Eisler
Cy Endfield
John Henry Faulk
Jerry Fielding
Carl Foreman
John Garfield
Betty Garett
Will Geer
Jack Gilford
Bernard Gordon
Lloyd Gough
Lee Grant
No hay comentarios:
Publicar un comentario