viernes, 28 de agosto de 2009

Revolucionarios de la danza

Mientras el mundo recordaba el 11 de octubre de 2001 que hacia un mes las Torres Gemelas eran colapsadas en Nueva York, singular resultó para la Historia del Ballet en México, la representación por vez primera de La Bayadera, antiguo ballet de Marius Petipa, con vestuario de Alexandre Vassiliev, en el marco del XXIX Festival Internacional Cervantino.
En aquella histórica presentación, a cargo de la
Compañía Nacional de Danza, participaron los primeros bailarines de la agrupación: Sandra Bárcenas, Irma Morales, Laura Morelos, Raúl Fernández y Jaime Vargas, intentando emular las apoteósicas interpretaciones de Ana Pavlova (1902) y Rudolf Nureyev (1958).
Marius Petipa fue un
bailarín y coreógrafo francés nacido en una familia de artistas y bailarines. Sus primeros cabrioles fueron enseñados a regañadientes por su padre, hasta llevarlo a debutar, a los nueve años, en el Teatro de la Moneda, en Bruselas, Bélgica, y siete años más tarde a la categoría de primer bailarín en el Teatro de la Ópera de Nantes, en Francia.
Ya establecido en
París, al lado de su familia, estudió con Auguste Vestris, el denominado “dios de la danza”, suceso que le valió presentarse seguidamente en la Ópera de Burdeos, en el Teatro Real de Madrid y, finalmente, en San Petersburgo, donde se estableció definitivamente.
Favorito del público, gracias a la refinada técnica que le otorgó la
tutela de Vestris, y apreciado por el zar Nicolás I se desempeñó como profesor de la Escuela Imperial de Danza y maestro del Teatro Imperial.
Bajo la tutela de Petipa, apoyándose en la
escuela francesa, los bailarines rusos fueron haciéndose de un nombre y a la vez creando la denominada escuela rusa de ballet. Ya convertido en amo y señor de los arabescos, los épaulament, de los grand pas de deux y de los sautés del Teatro Imperial, el creador de 55 ballets en exclusiva, 21 en colaboración y 37 para diversas óperas dirigía las creaciones, decidía las reposiciones, los contratos y las promociones, poseía plenos poderes sobre la puesta en escena y sobre la música. Pero no sólo eso, también logró que el bailarín se convirtiera en elemento activo del ballet, compuso solos para los protagonistas masculinos, revalorizó la danza en pareja y estableció normas para los pas de deux
La Bayadera, una de sus tantas creaciones, fue estrenada en el
Teatro Mariinski de San Petersburgo el 23 de enero de 1877 con libreto escrito por el propio coreógrafo con la colaboración de Sergei Kuschelok, inspirados en dos dramas del poeta hindú Kalidasa, y con música a cargo de León Minkus.
Quienes quedaron complacidos con la puesta en escena de aquella
Bayadera del 2001 o que quisieran saber como es realmente la coreografía, les recomiendo vean el dvd Dancer’s dream: the great ballets of Rudolf Nureyev. La Bayadere, bajo la dirección de Francois Roussillon, editado el mismo año de la presentación mexicana. Les aseguro que pasarán 102 minutos extasiados con la refinada técnica del bailarín ruso fallecido el 6 de enero de 1993.

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